20 de julio de 2010

Manifiesto Nórdico a la Burgalesa. La posada del pintor, Las Quintanillas (Burgos), 14 de mayo de 2010




Últimamente he tenido la impresión de estar en medio de un espejismo. He comprobado la calidad de la cocina de muchos cocineros jóvenes, y no tan jóvenes de Burgos. He comprobado la calidad y el talento de esas personas también fuera de las cocinas. Por todo ello creo que el panorama gastronómico burgalés es muy brillante. Pero ¿cuánto de brillante?.

La revolución culinaria de Adrià se ha esparcido y probablemente la fórmula de la libertad creativa hace floreciente no sólo a la gastronomía de Burgos sino a todas las realidades gastronómicas locales. ¿Si empezara a conocer a los cocineros de León, Zamora, Salamanca etc. tendría esa misma sensación pletórica? Es difícil saber si la realidad burgalesa es especialmente talentosa.

Lo que sí noto es que los nodos, los puntos del talento están aislados. La rivalidad personal y la competitividad entre empresas (restaurantes) es latente. No se ve pero hace que la maquinaria de las conexiones personales no funcione. Si trabajáramos por una competencia leal se conseguiría el reto común de conseguir que más personas se sientan a gusto en muchos restaurantes y salieran a comer fuera de casa con más ilusión.

Uno de esos nodos es la Posada del Pintor recuperada por Patxi para la buena gastronomía. Su talento y experiencia son espaciales a pesar de las escasas condiciones y tamaño de la cocina en la que trabaja.

Repasando el manifiesto nórdico, en el que firma y cree René Redzepi, creo que podríamos crear entre todos un manifiesto nórdico a la burgalesa en el que den frutos grandes y dulces los talentos escondidos y semiaislados. Lo pasaremos mejor y tendremos más brillo (y más negocio).

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