23 de febrero de 2011

No he comido callos mejores. Casa Pancho 22 2 2011

Muchas veces la gente que lee este blog comenta que soy muy generoso con los comentarios que hago sobre los restaurantes. No me dedico a hacer crítica pero avalo lo que digo. Generalmente la selección de la comida es perfecta y el establecimiento está muy bien. Me sorprenden positivamente siempre. Soy adicto a la nueva cocina pero tengo mayor adicción a las historias de cada persona y de cada local. Es imposible comer mal si estás rodeado de gente que quiere que comas bien.



Comer en Pancho acompañado de Gerardo Ibáñez y Begoña Pérez Terradillos fue mágico. Nos entendíamos; tenemos posiciones vitales muy distantes pero nuestra conversación fluía consistentemente, nos apetecía hablar y oir. Y eso que casa Pancho es un teatro cómico donde los hermanos Pérez Terradillos y los camareros forman una familia que trabaja pensando en pasarlo bien y hacer que los clientes lo pasen bien. Es el lugar indicado para hacer una película de Berlanga, como tributo al director genial; el guión lo ponen los personajes.









Pero los callos fueron inclasificables. No he comido callos mejores. Aunque vengo de familia madrileña los callos de Begoña eran limpios, suaves, sabrosos, ligeros y picantes. Todo lo demás, incluidos los trucos de magia de Santi, camarero del local, fueron componentes de una comida alegre, vitalista y memorable.


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