25 de octubre de 2011

Valor y precio. La Solana 30 de septiembre de 2011

El valor y el precio suele confundirse. Puede ser que las cosas valgan en la medida de su precio (el dinero que te piden, o pides, por ello) y no en función de la necesidad o funcionalidad de un bien o servicio. No sé hasta qué punto el refrán “sólo un necio confunde valor y precio” es valioso o sólo un chascarrillo más. La crisis es un catalizador de todo ello. También el cambio de precio de determinadas materias primas hace que confundamos su valor.

Como ciudadanos consumidores nos hace felices saber que pagamos menos que los demás por algo. Por otro lado, siempre comentamos lo que nos puede costar un coche, por ejemplo, para hacer notar a los demás que es bueno, por encima de la media.



En nuestra sociedad, en este momento, nuestra libertad, una vez salvaguardados los derechos fundamentales, consiste en un juego de aceptar bienes y servicios y sentirnos sin ataduras para comprar marcas, para definirnos entre mac o pc, entre un SEAT león o un Audi A3; de primera mano o usado. Entre Nueva York o Canarias.



Son varias las veces que ante un determinado plato resulta que lo más valioso no es lo más caro. En los garbanzos con bogavante de La Solana, un plato bueno y sabroso, el bogavante canadiense tiene un precio cada vez más barato mientras que unos buenos garbanzos bien seleccionados son cada vez más caros. Paco del Río es un gran cocinero que borda los pescados y las verduras.



En gastronomía se ha entendido siempre que las materias primas caras eran las mejores. Pero no eran caras per se sino por la cantidad de demanda que soportaban. Por la escasez. Cuando los precios de las materias primas no son un referencia, el valor de cada plato cambia y perdemos datos externos.

Si hoy por hoy un kilo de langostinos es más barato que uno de Alubia Roja de Ibeas tendremos dos maneras de valorar un plato; la primera: teniendo actualizados los precios de cada alimento y, la segunda, haciendo un juicio sobre la creatividad, la textura, el punto de cada alimento, el equilibrio de sabores... Sólo la cocina que tenga cierta complejidad o simplicidad pensada nos hará más felices.

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