19 de noviembre de 2010
La bebibilidad del vino. La Vianda 12 10 2010
Cuando pedimos el vino R y R me dijeron que seguramente sólo tomaríamos una sola botella. Porque el vino, según mis amigos (que saben de vinos mucho más que yo), era de Toro, más recio y menos bebible que otros. (Creo que era Pintia). Y esa fue la conversación nacida de la bebibilidad de un vino. Yo sigo pensando que el vino no es una bebida que se pueda beber sin “intención cultural”. No es como un batido de vainilla o un vaso de agua. Se trata de un brebaje que nos traslada y nos da sensaciones secundarias. Y eso es lo más bonito.
Poner nuestras expectativas en la bodega, la etiqueta, el precio, la novedad, en lo que se parece o se diferencia de otros vinos es la distancia entre la nutrición y la gastronomía, la diferencia entre lo humano y el proceso hacia lo divino. Y dejarnos llevar por el alcohol que posee es la parte física que completa una sensación de estar vivo y ser consciente de ello.
Un restaurante como La Vianda siempre posee esos vinos que no conocemos y nos hacen disfrutar cultural, intelectual y físicamente. Y la expectativa en unos platos que saben mucho, y tienen toques de exquisitez hacen de una comida un punto de encuentro entre la felicidad y un pequeño grupo de personas.
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