12 de noviembre de 2009

Langostinos gratinados Los Trillos 11 11 09

Comer lechazo en Los Trillos crea una cierta perplejidad. Por un lado es un lugar tradicional, familiar en el que el lechazo se sirve muy bien. Por otro lado es un lugar poco actual, un tanto anacrónico y costumbrista. Las dos percepciones luchan en mi mente durante toda la comida hasta que el Prado Rey me mece en el optimismo. Es un restaurante taberna y da pie a numerosos comentarios sobre el lugar, y el paso del tiempo.

Vuelvo a reafirmarme en que ir a comer cordero es ir directamente al lechazo. Es mejor que no leamos la carta y que nos encaprichemos con entrantes al uso. Debemos ir al grano. Comer con hambre, devorar la carne, sentirnos aliviados por ese caldo grasiento que mojado en pan es sublime y beber un buen vino. Aceptarnos como carnívoros. Nada más y nada menos.





Sin caer en la contradicción total, creo que Los Trillos ofrece un entrante que hay que escoger. Es un plato muy ligero: son los langostinos gratinados. Utilizar el horno de leña para gratinar langostinos, el mismo horno del lechazo, es un salto mortal. Y caemos de pie. Es sencillo, sofisticado y sabroso; y no ocupa espacio. Buena idea.

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