

Esa tendencia está respaldada por la falta de talento de gestores públicos o privados. Al fin y al cabo crear cosas complejas y sostenibles en el tiempo hacen ganar los mismos puntos, o más, que crear proyectos vacuos. Pero si se piensa sólo en marcar el tanto del día en el Diario de Burgos el resultado es que pasan los años sin nada consistente en nuestro panorama provincial.
En esta sensación de desgaste y perdida habitual de recursos, aparece un grupo de cocineros, y hosteleros, que tienen talento. Un talento desbordante porque están viviendo la mejor época de la gastronomía española, que está reforzada por la creatividad y la libertad. Es el sector cultural-económico más activo y deslumbrante del momento.


Así, Saúl Gómez, y familia, son uno de esos elementos chispeantes que crean ilusión. El talento de Saúl hace que comer en Blue Gallery sea emocionante. En el nuevo local, Saúl apuesta por poner encima de la mesa parte de ese movimiento nacional con sus propias apuestas y con platos a la manera de otros que nos hacen transportarnos a restaurantes punteros. De esos mismos restaurantes hay que aprender también en la manera de servir, de ser atendido, y de ser sorprendido en la propia sala.
La apuesta del Blue Gallery sigue siendo humilde y grandilocuente, serena y desbordada, sencilla y soñadora. El esfuerzo va en ello. Enhorabuena por haber podido mantener el sentido profundo de nuestra gastronomía contemporánea.
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