El camino del destierro de el Cantar de Mío Cid pasa por el
Burgo de Osma. Y es muy importante dicho lugar en varias épocas de la
historia. Para llegar, desde Burgos ciudad, es interesante ir por Aranda y
recorrer hacia el este la carretera que transita pagos de ribera del Duero
menos conocidos. Por supuesto, en el camino nos encontramos con el monasterio
de La Vid.
Al llegar al Burgo de Osma investigamos vía iphone la trascendencia del Virrey Palafox. Como personaje reivindicado y real mezcla de beato y virrey. Después me sobrecogió la importancia del restaurante llamado Virrey Palafox cuyas jornadas de la matanza caminan hacia el cuarenta y algún aniversario.
Su propietario, Gil Martínez, se sentó a nuestra mesa e
intuimos su verdadero valor como empresario dinamizador de aquella zona. Una
persona formada y divertida que sabía mucho de casi todo y se mostraba cercana
y amable.
La comida en el restaurante se inició con unas croquetas de
careta de cerdo. Uno de esos inventos que en algunos sitios son experimentos
fallidos, allí tenía un gusto perfecto. De lo demás, apenas, recuerdos ya.
Lo que sí recuerdo es lo que nos hizo llegar allí:
Presentación de la edición del Cantar de Mio Cid, de
Timoteo Riaño y Mª de Carmen Gutiérrez Aja, coeditada por Modoestudio y
Editorial Siloé.
No hay comentarios:
Publicar un comentario