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La gastronomía burgalesa tiene su punto más fuerte (junto al
lechazo) en el vino de Ribera del Duero. Es un vino ya consolidado entre las
mejores referencias internacionales y ha superado, probablemente, al rioja en
prestigio dentro de los españoles.
Por supuesto los visitantes quieren probar vino de la tierra
y casi todos saben que en esta tierra manda el Ribera. También los vinos de
Arlanza tienen su espacio aunque a mucha distancia aún. Los burgaleses sabemos
que un ribera es un buen vino casi en todas las ocasiones y acompañando a casi
cualquier plato. No sólo lo sabemos sino que es “tendencia” pedirlos.
Junto al conocimiento de los vinos, la atención en la sala
está siendo mejorada día a día en nuestros restaurantes. Tenemos grandes
sumilleres trabajando en Burgos y tenemos personas de especial importancia en
el mundo del vino como Paco Berciano que pueden proponer nuevas ideas,
sorpresas y referencias ilusionantes. Por supuesto dichas referencias son de
cualquier parte del mundo; desde vinos australianos o de Borgoña a vinos de Roa
o Villalmanzo.
Un grupo de magníficos sumilleres burgaleses, y yo, cenamos
en el Rincón de España bajo la dirección artística-enológica de Fernando
Mayoral, sumiller de amplia inquietud. La cena tenía que ver con la explicación
de la propia historia de Burgos a través de platos y de vinos que lo
acompañaban. Últimamente estamos acostumbrados a un mundo de respuestas simples
y soluciones cortas que entienden que las personas no necesitamos hacer esfuerzos
mentales; ya hay listos que piensan en nuestro bien.
Pues bien, la propuesta de Fernando Mayoral, coordinado con
Ignacio Recio, el cocinero de la casa, tuvo un alto y complejo nivel poético.
Nos metió en el mundo de los aromas que constituyen la raíz de los sabores que
percibimos. Fuimos probando platos y vinos y de manera intuitiva descubriendo algunas
de las ideas que nos proponía. Esa sensación de descifrar lo oculto y difícil
satisface tanto que se llega a tocar la felicidad.
Este juego del que disfrutamos es la gastronomía. Hay
gastronomía de verso libre y sonetos, hay gastronomía de poetas sin gracias y largas
novelas etéreas. Pero para que sea “literatura” se necesitará contar con el
vino y sus sensaciones, con los que nos los proponen y con las ganas de jugar y
querer ser felices en el intento.
*Si queréis conocer los vinos que probamos, os dejo esta foto para que veáis las etiquetas :).
… seguimos
Una gran noche, que buen recuerdo, habrá que repetirlo!!
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